sábado, 30 de noviembre de 2013

Únicamente es un triste disfraz más.

Disfraces por todos lados. Disfraces de colores para disimular la triste realidad. Sólo son una capa exterior, las escamas del hombre. Cuando hablas con la gente, sólo ves sonrisas en sus rostros, como si fueran felices. Pero sólo son sonrisas de disimulo, reinas de la mentira. Sólo sirven para ocultar nuestra pobreza interior. Bajo esas sonrisas únicamente hay lágrimas de dolor. Lágrimas que no nos dejan dormir por las noches, que no nos dejan vivir en paz. El dolor nos corroe por dentro, pero en lugar de intentar superarlo, lo escondemos dentro de nosotros, y no va haciendo mal poco a poco, pero nosotros lo disimulamos. Y lo disimulamos bien, con un poco de maquillaje ya está todo solucionado. Maquillaje para que no se noten las ojeras, ojeras de no dormir, no dormir por haber estado llorando toda la noche. Después sólo tenemos que mantenernos ocupados y no pensar sobre ello dicen, pero lo único que estamos haciendo es retrasar este dolor que, en un momento u otro, acabará viniendo. Y acabará viniendo de la forma más horrible posible. Por eso hemos de sacar la rabia y la tristeza que llevamos dentro, hemos de intentar superarlas y acabar con ellas.



"Sé que esta es la persona que no te gusta, pero en realidad es así como soy y como he sido siempre. El yo de las sonrisas sólo es un disfraz para ocultar el vacío que llevo dentro. No me puedo quejar de mi vida porque seguramente habrá gente que lo estará pasando mucho peor que yo, pero te aseguro que mi vida no tiene casi nada de bueno. Siempre voy con una sonrisa porque no quiero que nadie vea el verdadero yo... Pero tranquila, sé que no te gusta este yo, y te quiero demasiado como para que lo veas, así que contigo seré el yo de las sonrisas, como con todo el mundo, no haré excepciones."


Dedicado a Maria Borrell, una persona importante para mí, por los buenos momentos que aún nos quedan por vivir.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Born this way (parte primera).

Criticas. La primera palabra que aprende esta sociedad. Criticas de día, criticas de noche, comiendo, cuando te levantas y cuando te vas a dormir, en el instituto y en el trabajo, en este país o en otro. Da igual donde o como te critiquen, la cuestión es criticarte. ¿Sabéis a caso lo que duele ser criticado por como eres? ¿Por como vives? ¿Por como piensas? Nunca lo entienden, cada uno tiene sus propias ideas, ideas que te hacer ser quien eres, te dan una personalidad, te hacen sentir especial. Pero la gente solo piensa en destrozarte esas ideas. ¿Y cómo lo hacen? Criticas. ¿Sabéis que es levantarse con miedo a las criticas? ¿A lo que te puedan decir hoy? Claro que no, nunca lo pensáis, nunca reflexionáis. Y cada día es distinto, cada día es peor. Caes en un precipicio, un precipicio que no tiene fin, no sabes hasta dónde llega. Está oscuro, húmedo y lleno de lágrimas. Intentas salir, pero lo único que haces es caer, caer y caer. Caes en una profunda depresión. Nadie respeta tus decisiones, tus opiniones. No te entienden, no te quieren entender. Estas solo, solo entre millones de personas, personas que no te escuchan, que no te ven, que no te sienten... ¿Entendéis ahora nuestra historia verdad? Sí, ¿ahora si, no? Os vais dando cuenta de que esto también os ha pasado a vosotros, a todos vosotros. ¿Os han criticado, verdad? ¿Os ha dolido, no? Ahora lo sentís, lo sufrís.

Todo el mundo está empeñado en cambiarnos, no entienden que somos diferentes, que somos únicos, somos especiales. Y ahora lo entiendo, siempre buscando en vano una persona que me comprenda, que me haga sentir mejor, pero la verdad es que no la vamos a encontrar nunca, porque cada persona es única, no hay dos iguales. Y siempre habrá alguien que te querrá destrozar, que te querrá hundir. ¿Porqué? Nunca lo sabremos, imperfecciones de Dios, la gente es así. Sólo sé que has de mantenerte fuerte y no ceder ante nada. No permitas que te hagan sentir menos. No llores, no merecen tus lágrimas. Sé tu mismo, no has nacido para complacerlos, ya eres perfecta/o. No debes cambiar, eres lo que eres, y lo que eres, lo decides tú misma/o, y nadie más. Eres una estrella caída del cielo, cariño, recuérdalo. Escojas lo que escojas te van a criticar igual.

With: Nerea Modol


sábado, 5 de octubre de 2013

Criaturas salvajes.

Criaturas salvajes, solo somos eso, criaturas vagando en una selva sin fin. Unos son más grandes, otros más pequeños, unos rugen más y otros menos, pero al fin y al cabo solo somos animales. Animales organizados, animales esclavizados por el tiempo y por los horarios. Animales con límites, límites que no deberían existir, ya que somos animales y, como todos, necesitamos sentirnos libres. Límites que no deberían de haberse hecho, límites que todos deseamos atravesar y romper, pero que si lo hacemos podríamos salir malheridos. Pero aún así permitimos que esos límites existan, y lo hacemos por miedo, miedo a los leones. Esos guardianes que controlan la selva, esos que hacen las leyes, esos que nos vigilan día y noche. Si atraviesas los límites, te cogen, te atrapan y te encierran, como ya han hecho con otros muchos. 
Sin embargo todos sabemos que si nos rebelamos contra los leones, acabaríamos ganando, pero nadie lo hace. Muchos lo intentan, pero todos fracasan. Nadie puede contra los felinos, esos que controlan nuestras vidas, esos que se reúnen para intentar mejorar las cosas, pero solo las van empeorando cada vez más, destrozando nuestros pequeños corazones salvajes, convirtiéndonos en tristes animales urbanos. Inventan cada vez más leyes inútiles con las que ellos intentan darnos más libertad, pero que en realidad solo nos van encerrando cada vez más. Pero a ellos les da igual, la verdad es que no les importamos nada, ellos viven felices, siendo los reyes de la selva y teniendo a todos bajo su poder. Poder obtenido a base de mentiras, mentiras y traiciones. Esos leones que acabarán destruyendo la selva sin darse cuenta, a pesar de las muchas advertencias de los animales, hacen oídos sordos a lo que no quieren escuchar. Pero para cuando llegue el día en que se den cuenta de su error, ya será tarde, ya habrán contaminado la selva, y ya no se podrá recuperar. Llegará el día en que bajarán sus cabezas por una vez en su vida, y verán miles de cadáveres, cadáveres de lo que un día fueron sus esclavos. Acabarán cayendo ellos también, sabiendo que podrían haberlo evitado, sus conciencias les atormentarán por dentro los últimos minutos de sus vidas mientras verán pasar sus felices vidas, vidas que acabaron por destrozarlo todo, vidas que llamaron a la muerte.







lunes, 30 de septiembre de 2013

El viaje de tu vida.

Navegamos en un barco, un barco sin rumbo. Sin dirección alguna. Pero en ese barco nosotros somos el capitán, el capitán de nuestros errores, de nuestros sueños, de nuestras decisiones. Podemos decidir a dónde llegar, nuestro destino. Pero a veces cometemos el error de dejarnos llevar por las corrientes marinas, o le entregamos el timón a otra persona, y eso nos lleva al hundimiento de el barco. Entonces perdemos el rumbo, ya no sabemos dónde vamos, ya no podemos hacer nada. Se nos va el barco, chocamos contra icebergs, nos ahogamos en nuestro propio hogar, y vemos como nuestras personas más queridas se hunden lentamente. Y poco a poco ese barco que en un principio había estado lleno de sueños e ilusiones, ahora se convierte en un barco fantasma. Por eso hemos de ser fuertes, hemos de aferrarnos al timón y no soltarlo por nada del mundo. Hemos de defender lo que es nuestro, nuestras ideas, nuestras razones. No dejes nunca que alguien tome el timón de tu barco, o podrías hundirte. No dejes que te coman la cabeza con sus falsos argumentos, solo son piratas sanguinarios que ya perdieron su barco por ser débiles, y ahora buscan otro al que agarrarse. No caigas en la tentación, o te agarrarán con sus sucias manos y te arrojarán al agua, separándote de tus sueños, te lo quitarán todo, y no tendrás otra opción, habrás de convertirte en uno de ellos, te transformarás en un pirata más en este mar lleno de maldad.
Has de aferrarte a tu barco y enfrentarte a los piratas, nadie dijo que mantener un barco fuera fácil, pero es tu única opción. Para llegar a tu destino deberás pasar por innumerables pruebas y peligros, pruebas que te harán fuerte poco a poco y te ayudarán. Pero primero has de saber a donde quieres ir, porque una vez decidido, ya no podrás dar marcha atrás. Has de escoger bien, no dejes que escojan por ti. Porque en el viaje de tu vida, tu decides por donde quieres pasar, a donde quieres llegar.
Ahora dime, ¿tienes claro tu destino?



sábado, 28 de septiembre de 2013

Espadas invisibles.

Desde pequeños han tenido la necesidad de medir quien era el mejor. Siempre seguían al que tenia la espada más afilada, pero no valoraban a quien tenia el escudo más grueso. Ese siempre ha sido su gran error. El guerrero que más mataba era el favorito, da igual si se hacía daño o si moría en el intento. Nunca se fijan en el guerrero que tiene más habilidad, o en el que se defiende mejor. Y eso no cambia nunca. 
Entonces los guerreros se van haciendo más grandes, y tienen la necesidad de parecerse al líder, pero no se dan cuenta de que no van a destacar por ser iguales al más fuerte, sino que el que realmente destacará, será el guerrero más diferente. Destacará el que luche con el alma y la creatividad, y no con la fuerza y la imitación. Los guerreros poco a poco se irán haciendo mayores, y se darán cuenta de su error. No es mejor guerrero el que más mata, sino el que más sabe perdonar. Pero para eso ya será tarde, ellos se arrepentirán en vano de todas las vidas que han arrebatado, mientras que el guerrero que de pequeño había sido marginado por diferente, ahora estaría revolcándose en su felicidad, la felicidad de haber sabido sonreír en esta vida pasase lo que pasase, le aceptaran o le marginasen, le admitieran o le expulsasen. Ese guerrero que había sabido mantenerse en pie solo con un escudo, ahora observaba como se hundían los que antaño se habían burlado de él. Pero en realidad no era venganza lo que sentía, sino pena. Esos pobres guerreros habían intentado conseguir la felicidad siguiendo a otros que parecían tenerla, pero que en realidad solo la aparentaban. Pero no era culpa suya, esos "guerreros" a los que seguían sabían lo que hacían. Los habían engañado, y ellos no lo habían visto. Pero así es la vida, solo unos pocos sobreviven en esta sociedad, los que abren los ojos y saben que no deben seguir a nadie por mucho que les guste, o por mucho que quieran parecerse a él. Un guerrero tiene su propia personalidad e ideas, solo hay que saber encontrarlas y una vez encontradas, liberarlas. 


jueves, 26 de septiembre de 2013

Coronas que no existen.

Desde pequeñas les han dicho que eran princesas, que podían hacer lo que quisieran si se lo proponían. Que si se ponían el vestido y la corona, podían mandar a quien quisieran. Que serían las amas de un palacio, un palacio precioso, en paz y sin males ni discusiones, sin mentiras ni traiciones. Siempre les dicen que sus vidas serán perfectas, que encontraran a un príncipe del que enamorarse, y que él les cuidara toda la vida. Pero les mienten, les mienten descaradamente y sin compasión. Pero ellas no lo saben, no lo saben hasta que ya es tarde, y ya no pueden hacer nada para arreglarlo. Solo han sido una pobre víctima más de esta sociedad. Ven como todo a su alrededor se va marchitando, se va volviendo negro, y se dan cuenta de que en el cuento del que siempre les habían hablado, en realidad gobierna el malo. Les quitan sus vestidos, les roban sus corceles y les queman sus palacios, y, en un momento, les rompen los sueños y les dejan sin nada. Ahora solo son unas pocas almas blancas deambulando por un mundo negro. No tienen nada. Intentan recuperar esos sueños rotos buscando a un príncipe en vano, en el fondo saben que no lo van a encontrar, pero se aferran a la esperanza de que todo sea solo una pesadilla, y vuelvan a despertar en su dulce cama en palacio. Pero no es así, y poco poco se van dando cuenta. Empiezan a abrir los ojos y ven la horrible realidad. Y entonces es cuando sus almas se empiezan a volver grises, ese gris que lentamente se irá transformando en negro, y una vez más, se habrán ahogado en sus miedos y la sociedad habrá ganado.


miércoles, 18 de septiembre de 2013

Frase

-"El diablo no sabe más solo por viejo, te aseguro que tiene varios libros en la estantería del infierno". (Miguel Ángel García Herrera)


PD: Queridos lectores, a partir de ahora no podré publicar mucho debido al retorno del instituto. Gracias por leerme!

jueves, 12 de septiembre de 2013

Frase

-"Escribir es una forma de supervivencia". (Ray Bradbury)

Frase

-"La vida és una obra teatral en la que no importa quant hagi durat, ni quantes persones hi hagin actuat, sinó quant ben representada hagi estat". (Loriéncq)

Frase

-"Al escribir, uno recuerda que está vivo, y eso es un privilegio". (Ray Bradbury)

Frase

-"Canta, baila, ríe, llora, sueña y vive intensamente antes de que baje el telón y la obra de tu vida acabe sin aplausos". (Anónimo)

viernes, 6 de septiembre de 2013

jueves, 5 de septiembre de 2013

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Frase

-"En un mundo de puertas cerradas el hombre que tiene la llave es el rey". (Sherlock)

Frase

-"El arte no es una cosa, sino un camino". (Elbert Hubbard)

Frase

-"La lectura es para la mente lo que el ejercicio para el cuerpo". (Anónimo)

La aventura millonaria.

CAPÍTULO 5: CENTRAL PARK, EN BUSCA DEL ÚLTIMO SOBRE

¿Cómo que más participantes? ¡Eso no me lo habían dicho! Me cagué en todos los demás concursantes. ¿Ahora resultaba que tenía que competir con más gente? ¡Venga hombre! Si hubiera sabido eso desde el principio seguramente no hubiera aceptado, pero yo pensé que dependería todo de mí, y entonces acepté. ¿Cuántas posibilidades había ahora de que ganase?
En fin, cené, y cuando acabé de cenar me fui a la cama, no tarde en dormirme.
Al día siguiente fui a trabajar como siempre. Cuando acabé de trabajar me fui a casa, comí y me eché la siesta. Luego me fui al gimnasio toda la tarde, quería estar ocupado para no pensar demasiado en el concurso. Pero seguía enfadado por no haberme dicho desde un principio que había más concursantes. Está bien, era un concurso, y en los concursos hay más concursantes, pero pensaba que cada uno tenía su tesoro, si lo conseguía bien, y si no pues no. Pero ahora resultaba que solo había un tesoro que tenía que ser disputado por todos los participantes.
Cuando salí del gimnasio me fui a casa, cené y vi la televisión. Estaba impaciente por ir a Central Park. Hoy era el día, se ganaba o se perdía. ¿Tendría que llevar algo? Era de noche y necesitaría alguna linterna, pero en la carta no ponía nada. No me preocupé mucho por eso, porque en caso de que no nos dieran nada, llevaba la linterna del móvil. 
A las once y media me empecé a preparar y a las doce menos veinte salí de casa. El Central Park estaba un poco lejos pero por la noche no había mucho tráfico. Llegué allá a las doce menos cinco. Ya había gente allí, fui el último. Todo el mundo me miró al llegar, reconocí a algunos de los demás participantes. Estaba Amanda Jones, propietaria de una empresa muy famosa de colchones, Erik Spencer, un millonario de la zona y Stephen Heller, un estilista de famosos también con mucho dinero. A los otros dos no los conocía.
Al cabo de cinco minutos, a las doce en punto, se nos acercó un señor vestido de negro:

-Buenas noches concursantes.-el hombre hablaba con una voz muy grave- Podéis llamarme El Cazador, y vengo a explicaros un par de cosas. Esta noche se decidirá quién es el ganador. Como bien les indicó la anterior carta, el último sobre está situado por los alrededores del Lago de Harlem, habrán de buscar por ahí. Pero no estarán solos, yo les acompañaré en este viaje, y no seré precisamente quien les ayude. A las doce y cinco ustedes saldrán de aquí corriendo a buscar el último sobre, y a las doce y diez saldré yo.-entonces El Cazador sacó una pistola de la chaqueta y todos lo miramos asustados- No se alarmen, esta pistola no mata, solo dispara dardos tranquilizantes. Si yo les disparo con esto no se despertarán hasta dentro de diez horas, momento en el que ya no habrá ninguno de nosotros en Central Park. En caso de que yo derribe a los seis y nadie coja el sobre, el premio no será para nadie y se irán ustedes a casa sin nada, pero, como habrán perdido, se les retirará todo el dinero de sus cuentas como se dijo menos al último que hubiera quedado en pie.-luego El Cazador sacó seis bolsas pequeñas de esas que se ponen en la espalda con varios objetos dentro- Dentro de esta bolsa tenéis lo que necesitáis; una linterna, un mapa de Central Park, una cuerda, una aguja médica con tranquilizador, una bomba de humo para despistarme a mí o a quien queráis y un pequeño escudo de metal para parar mis dardos si podéis. En cuanto yo toque el pito, podréis salir en busca del último sobre.

¿Un mini escudo? ¿Una bomba de humo? Esto parecía un juego de rol. Solo faltaba que nos diesen una espada para luchar contra nosotros. De repente el hombre gritó que nos preparásemos, así que saqué la linterna de la bolsa, me colgué la bolsa en la espalda y me puse en la puerta del parque. El Lago de Harlem estaba hacía el oeste, así que cuando cruzara la puerta tenía que ir hacía la izquierda.
Entonces nos pusimos todos en posición para salir y el hombre de negro pitó. Salimos todos disparados hacía la izquierda. Cogimos todos la calle que iba directa hacía el Lago Harlem.
Cuando llegué allá me fui hacia la izquierda otra vez. Conmigo iba Erik Spencer, el millonario. Él buscaba por la zona pegada al lago y yo por la zona que daba al bosque. Entonces oímos un disparo, no nos lo habían explicado pero sabíamos exactamente lo que pasaba, El Cazador había salido.
Empecé a caminar más rápido pero sin dejar de buscar, y Erik Spencer hizo lo mismo. Empecé a pensar que me estaba siguiendo, lo más probable es que me siguiera y en un momento en el que estuviera despistado me atacaría por la espalda. Y entonces se me ocurrió una cosa. En un momento en el que Erik no miraba me escondí rápidamente entre los arbustos y el follaje. Cuando Erik se giró, no vio a nadie y me empezó buscar con la mirada. Pensando que me había ido más para delante, avanzó y se puso delante mío. Momento que aproveché para salir de los arbustos y lanzarme encima suyo. Lo inmovilicé en el suelo y le até las manos con la cuerda de la bolsa. Una vez atado lo arrastré hacia los arbustos. Él no paraba gritar, así que, como sobraba un trozo de cuerda, lo corté y se lo até en la boca para que no pudiera hablar o gritar muy fuerte. Puse a Erik en una zona con mucho follaje para que no se pudiera mover mucho, si lo hacía se pincharía con unas zarzas que había al lado, así que hasta que no se pudiera desatar no podría salir de ahí.
Se lo que estaréis pensando, que tramposo que eres, pero yo soy así. Además, si no lo hubiera hecho yo, me lo hubiera hecho él a mí.
Seguí buscando por el camino, cuando de repente oí un grito, y luego se apagó. El Cazador debía de haber pillado a una de las chicas. Entonces oí que alguien pisaba una rama, y me giré rápidamente para ver quién era, y vi a Stephen Heller unos metros más para atrás. Vino a mí corriendo y me dijo que estuviera en silencio, que el grito de la chica se había oído muy cerca y que El Cazador estaría por allí. Hicimos un pacto, decidimos escapar del Cazador juntos. Corrimos hacia la otra punta del lago y allí nos encontramos con Amanda Jones. De repente vimos una silueta correr hasta nosotros, la esperamos pensando que era otro de los concursantes, pero cuando estaba a cinco metros de nosotros levantó una pistola y todos nos pusimos a correr, era El Cazador. Pero él era más rápido que nosotros y cuando nos giramos para ver dónde estaba, lo vimos delante nuestro. Estaba apuntándonos con la pistola de dardos y, como vi que iba a apretar el gatillo, cogí a Amanda Jones y la tiré contra El Cazador, de manera que cuando apretó el gatillo, el dardo le dio a Amanda y esta callo encima del Cazador. En ese momento le dije a Stephen que corriera y salimos corriendo los dos hacia el bosque.
No paramos de correr hasta que no oímos nada detrás nuestro. Entonces observé que estábamos dentro de un circulo de árboles. Había ocho árboles haciendo un círculo perfecto y nosotros estábamos justo en el centro del círculo. Más allá del círculo sólo se veía vegetación. Y de repente se me ocurrió una idea. Podíamos atraer a El Cazador hasta dentro del circulo y tenderle una trampa. Nosotros nos esconderíamos por la vegetación de alrededor y cuando El Cazador estuviera dentro del circulo le tiraríamos el dardo y le ataríamos con la cuerda de Stephen.
Cuando lo tuvimos todo preparado, Stephen pegó un grito y inmediatamente se escondió entre los arbustos. Yo había trepado a un árbol para poder apuntar mejor al Cazador. Tenía dos dardos, el de Stephen y el mío, por si acaso. Al cabo de unos cinco minutos ya oímos pisadas que se acercaban y me dispuse a disparar. Pero no llegó nada. Estaba sudando, sabía que en cualquier momento podía aparecer El Cazador y dispararnos, y entonces ya estaría todo perdido, me arruinaría y todo por lo que habría luchado se habría desvanecido. No sé en que estaba pensando al aceptar la invitación. ¿Qué me impulso a hacerlo, a participar en esta locura? A si, el amor...
De repente oí un disparo y me puse muy nerviosos. Stephen no podía haber sido porqué yo tenia su dardo, y entonces lo miré para ver que pasaba. Lo miré, pero no se movía. Yacía inmóvil en el suelo con un dardo clavado en el cuello. Entonces me entró el pánico, El Cazador había sido más listo que nosotros. ¿De verdad habíamos sido inútiles al creer que podíamos engañarlo? En un momento así ya no sabía que pensar. Y entonces lo vi, vi al Cazador. Estaba en el centro del círculo mirando haber si veía a alguien más, pero no fui capaz de disparar. Tenia miedo, por primera vez en mi vida tenía miedo. Y como no sabía que hacer, esperé. Esperé a que El Cazador se fuera, a que esa pesadilla acabase, y a que abriera los ojos y me encontrara en mi cama como cada mañana. Pero no fue así. El Cazador al final acabó por marcharse, pero yo no bajé del árbol. Incapaz de moverme oí como disparaban al penúltimo concursante, y sabía que yo iba a ser el próximo si no empezaba a moverme, era el único que quedaba y por tanto El Cazador solo tenía que buscarme a mí.
Bajé del árbol y cogí la bolsa de Stephen. En ella había una cuerda, una bomba de humo, el escudo, la linterna y el mapa. Lo puse todo en mi bolsa de manera que ahora tenía más cosas.
En lugar de salir al camino, me desplacé por el bosque, así tendría más posibilidades de esconderme y escapar en caso de necesidad.
Cuando llevaba unos pocos metros vi una cosa amarilla en uno de los árboles, mire mejor y vi que era un sobre, un sobre amarillo, el color del oro, del tesoro. Subí inmediatamente al árbol y cogí el sobre. Ya lo tenía, ahora solo me faltaba escapar de ese infierno de parque. Corrí por la vegetación siendo consciente de que hacía mucho ruido, pero me daba igual. Solo quería salir de ese parque cuanto antes. En cuanto divisara el camino que iba directo a la salida, iría corriendo hacia allí. Pero de repente me paré y escuché...pisadas. El Cazador me estaba persiguiendo. Me escondí en los arbustos y esperé. Al cabo de poco llegó El Cazador. Saqué de la bolsa los dardos silenciosamente y lo apunté. Esta era mi única oportunidad, si fallaba, El Cazador sabría donde estaba y me dispararía cuanto antes, y todo habría acabado. Estaba en juego mi dinero, cosa con la que no solía jugar. Estaba en juego mi amor, cosa que deseaba desesperadamente.
Así que no me lo pensé más y disparé. Y le dí. Pero no le dí en el cuello, ni en el brazo. Si no en la pierna. Así que no le hizo mucho efecto y continuaba en pie, y venía hacia mí. Corrí hacia el camino, sabía que allí podía darme más fácilmente pero podría correr mejor. Mientras corría saqué el segundo dardo de la bolsa y en un movimiento casi suicida me giré, apunté al Cazador que me perseguía y le disparé. Esta vez le dí en el pecho, y cayó. No sé si se quedo inconsciente o no pero me daba igual, solo quería llegar a la salida.
Y lo conseguí.



lunes, 2 de septiembre de 2013

Frase

-"Cualquier persona podrá hacerte reír, pero solo una persona especial podrá hacerte feliz". (Lorién Quesada)

sábado, 31 de agosto de 2013

Frase

-"Mi droga es el teatro, debería acudir a una desintoxicación, pero no quiero". (Concha Velasco)

La aventura millonaria

CAPÍTULO 4: EL YANKEE STADIUM

¿El Yankee Stadium? El béisbol no era uno de mis deportes favoritos. Aquí en Estados Unidos el béisbol era uno de los deportes más famosos, junto al hockey o al fútbol americano, pero a mí, como buen español que era, me gustaba más el fútbol europeo. 
Busqué en Internet y, como no, ese día había un importante partido a las 20:00, justo la hora que me habían dicho que había de ir. Los Yankees contra los Mets, los mejores equipos de Nueva York se disputarían un partido mientras yo, pobre de mí, habría de buscar en el sótano una miserable caja verde. Pero la prueba tenía sus ventajas, la caja que había de buscar era verde, no creo que hubiese tantas cajas verdes en ese sótano. 
Ya eran las ocho, así que le pedí a la criada que me empezara a hacer la cena mientras yo me duchaba. Cuando salí de la ducha ya tenía la cena lista, no me podía quejar de mis criadas, lo hacían todo muy bien, incluso el amor. 
Cuando acabé de cenar vi un poco la televisión y luego me fui a dormir.
Me levanté a las once, era domingo y aún no sabía que hacer. Había estado pensando tanto en el concurso que me olvidaba de los demás días. Pero después de desayunar decidí que por la mañana iría a correr y por la tarde al cine, el viernes habían estrenado una película que me llamaba bastante la atención. Así que me puse ropa de deporte y me fui a correr. 
Mientras corría, me pasó una cosa muy extraña. Estaba corriendo por los alrededores de Central Park cuando, al girar la cabeza hacía la acera de al lado, vi al mismo hombre que tres días antes me había entregado el primer sobre. Pero, en cuanto el me vio a mi, se metió en su coche y se fue disparado. Estuve todo el rato pensando en eso, estaba claro que el hombre me había reconocido, pero no sabía si en realidad él tenía algo que ver con la entidad que organizaba el concurso o era solo un hombre que fue contratado expresamente para darme el sobre. No lo sabía, lo único que sabía cierto es que ese fue el hombre que días atrás me había entregado el sobre y que hoy me había reconocido.
Al llegar a casa, me tumbé un poco en el sofá para ver la televisión y relajarme un poco. 
A las dos comí y luego, miré en Internet a que hora era la película que quería ir a ver. Había una sesión a las cuatro, otra a las seis, y la última a las nueve y media. Decidí que iría a la de las seis, así que aún tenía tiempo para hacer algo más, así que me puse a leer. Me estaba leyendo un libro de aventuras, que eran los que más me gustaban. Estuve una hora leyendo, hasta que me cansé. Me puse en el ordenador un rato hasta que se hicieron las cinco. Me vestí y aseé y cuando estuvo todo listo, cogí el coche y me fui al cine.
Cuando acabó la película me fui a un bar a tomarme algo. Después de eso, me fui a casa .
El resto del día no pasó nada, llegué a casa, cené y me fui a la cama.
A la mañana siguiente me desperté a la hora de siempre, ese día tendría que ir a trabajar, ya no podía estar malo más días. Me levanté, me aseé, desayuné y me fui a trabajar. En el trabajo no paso nada especial, fue un día aburrido como cualquier otro. 
Salí de trabajar, me fui a casa, comí y me eché la siesta. A las cinco me desperté y me hice unas cuantas piscinas hasta las seis menos cuarto. Luego me puse en el ordenador un rato, hasta las siete menos cuarto, que fue cuando decidí empezarme a arreglar ya que a las ocho tenía que estar en el estadio.
A las siete y diecisiete salí de casa y a las siete y media llegué al Yankee Stadium. Como iba a haber partido había una cola enorme, y entonces caí en la cuenta de que yo también tendría que pagar entrada si quería entrar. ¡A gastar más dinero! Me dirigí a la taquilla y compré una de las pocas entradas que quedaban, las de las últimas filas y la más barata que encontré. Aunque era rico no me gustaba gastar porque si.
A las ocho menos cuarto abrieron las puerta y todo el mundo empezó a entrar al estadio. Cuando entré yo busqué con la mirada la puerta al sótano, pero no vi nada. Es verdad que había bastante vigilancia, así que no sabía aún cómo haría para poder moverme por el estadio y buscar la puerta al sótano tranquilamente.
Entonces se me ocurrió una idea. En la cola estábamos bastante apretados unos contra otros, así que alargué el brazo y le dí una colleja a la persona que había dos puestos más para delante. La chica se giró y le gritó a el hombre que tenía yo delante pensando que había sido él quien le había dado la colleja. Los dos se pusieron a gritar en medio de la cola y vinieron los vigilantes para ver que pasaba, momento que yo aproveché para escabullirme entre la multitud y ir en busca del sótano.
Me metí en un pasillo y tuve suerte, porque al final de este había una puerta, la abrí y vi unas escaleras que descendían. Bajé las escaleras y me encontré con un sótano lleno de cajas con material de béisbol dentro.
Empecé a buscar entre las cajas la caja de color verde que decían las instrucciones.
Estuve media hora buscando y por fin la vi, pero la vi en la otra punta de la sala. Tendría que pasar entre las cajas intentando no romper nada para poder cogerla. Pensé que podía abrir la caja allí, coger el sobre que había dentro, y dejar la caja, así no tendría que cargar con ella. Justo cuando iba a mitad de camino, oí como se abría la puerta del sótano. Rápidamente me escondí entre las cajas, oí como bajaban unos hombres hablando. Decían que necesitaban otra caja de pelotas para el partido. De repente, me entraron ganas de estornudar, me puse la mano, pero lo hice tan rápido que moví una de las cajas y cayó al suelo. "¡Mierda!" pensé.  Los hombres se volvieron hacía donde yo estaba y pensé en moverme de sitio. Me moví a gatas entre las cajas y cuando los hombres fueron a ver la caja que se había caído, no me vieron. En realidad solo estaba unas cuantas cajas más para allá, pero como había tantas, no me vieron.
Afortunadamente los hombres, al no ver nada, se fueron por donde habían venido. Justo cuando oí la puerta cerrarse, me levanté y volví a retomar el camino hacía la caja. Cuando llegué a la caja, vi que era más pequeña de lo que había creído. Total, solo contenía un  sobre. Abrí la caja y vi el sobre, pero esta vez, en lugar de ser un sobre blanco como los demás, era de color azul.
Una vez cogido el sobre, salí del sótano y me dirigí hacía la salida. Fuera, cogí el coche y me fui a casa.
En casa, seguí el ritual de siempre, me senté en una silla y puse el sobre en la mesa:

-Querido Señor García, a encontrado usted la caja, ¡enhorabuena! Pero aún no cante victoria, porque las cosas se van a poner más difíciles. Hemos de comunicarle que no es usted el único que está participando en este concurso. Cómo usted hay cinco personas más participando en el mismo concurso y esperando ganar el mismo premio que usted. Pero, evidentemente, sólo puede haber un vencedor. El siguiente paso ya es el definitivo, habrá usted de concursar con los demás participantes. Reúnase con los demás participantes mañana a las doce de la noche en la entrada norte del Central Park. Esta vez solo habrá un sobre, el último sobre y el primero que lo coja será el vencedor, o no. El último sobre le indicará dónde está situado el tesoro, pero el coger el tesoro será la última prueba, una prueba que el vencedor tendrá que hacer en solitario. El último sobre estará situado en los alrededores del Lago de Harlem, en la parte norte de Central Park. Lo hemos escondido bien, así que no os será fácil encontrarlo, pero no se preocupe, tienen toda la noche. Esperamos verle mañana a las doce en la entrada norte de Central Park, no lo olvide y ¡buena suerte!
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P


viernes, 30 de agosto de 2013

Frase

-"Si la gente quiere ver sólo las cosas que pueden entender, no tendrían que ir al teatro: tendrían que ir al baño". (Bertolt Bretch)

La aventura millonaria

CAPÍTULO 3: EL MUSEO

¿El museo de historia natural? No me gustaban los museos, pero si es por dinero, voy a dónde sea. 
Me parecía muy fácil para ser una entidad de tanto poder, la carta decía que lo próximo sería más difícil, haber si era verdad. 
Decidí irme a la cama, necesitaba descansar. Pero cuando me iba a dormir, caí en la cuenta de que el sábado tenía una reunión justo a las seis, tendría que llamar para cancelarla. No me hacía mucha gracia, porque esa reunión me haría ganar dinero, pero estaba dispuesto a sacrificarme. Así que llamé a mi secretaría:

-¿Si? ¿Quién es a estas hora?-dijo ella.
-¿Srta. McCarthey? Soy yo, el Sr. García, quiero que anule todas mis citas de mañana y el sábado, no me encuentro muy bien y no estoy en disposición de recibir a nadie.-le dije yo.
-Está bien.-contestó ella.- Pero otra vez intente no llamar a estas horas, me ha despertado.
-Lo siento Srta. McCarthey, pero era necesario.-contesté yo.
-Está bien, está bien. Buenas noches Sr. García.
-Buenas noches.

Después de llamar me quedé dormido, había sido un día con muchas emociones. 
Al despertar me maldije por no haber desenchufado el despertador, había sonado y me había despertado cómo si fuese un día normal y tuviera que ir a trabajar, pero una vez me desperté, ya no pude volver a dormirme. Me levanté y desayuné, luego me fui al gimnasio un rato, ya que hacía días que no iba.
Me pasé toda la mañana en el gimnasio, después comí y me eché la siesta.
Cuando me desperté ya eran las cinco y media. Me aseé y me vestí corriendo, ya que quería coger las nuevas instrucciones cuanto antes. Salí de casa a las seis menos diez, pero sabía que, como siempre pasaba en Nueva York, llegaría más tarde de las seis por el tráfico.
Llegué allá a las seis y media, el museo estaba un poco lejos de mi casa. Pagué la entrada y me dirigí directamente al diorama de mamíferos, y una vez allí empecé a buscar el leopardo. Mientras lo hacía, me pregunté cómo habrían metido el sobre dentro de la boca del leopardo, ya que estaba prohibido tocar los objetos expuestos y cómo es que nadie se habría dado cuenta de que el sobre estaba allí. Normalmente si vas a un museo y, dentro de la boca de un leopardo ves un sobre, llamas a algún encargado del museo para decírselo. Lo que me llevó a preguntarme si el sobre seguiría allí, ya que no sabía cuándo lo había puesto, podrían haber pasado horas, o simplemente minutos.
Mientras estaba sumido en estas reflexiones divisé un cartel en el que ponía: FELINOS. Me dirigí hacia allá y los vi... tres leopardos disecados encima de una roca negra. Me acerqué a ellos y empecé a mirar haber cuál de los tres tenia el sobre en la boca. Pero, como no veía nada, decidí meter la mano en las tres bocas para ver cual de ella tenía el sobre. Miré hacía todos los lados comprobando que no hubiera vigilantes y que la gente no mirara. Entonces me dispuse a meter la mano en la primera boca, pero nada. Volviendo a comprobar que no mirase nadie metí la mano en la segunda boca, y entonces noté algo. Algo hecho de papel y de forma rectangular, era el sobre. Lo saqué disimuladamente de la boca del leopardo y me lo guardé rápidamente en el bolsillo. A continuación salí inmediatamente de la sala y del museo, cogí el coche y me fui a casa.
Una vez en casa, hice como la otra vez, me senté en la silla y puse el sobre en la mesa. Luego lo abrí:

-Señor García, veo que ha cogido usted nuestro sobre, bien hecho. El concurso consta de cuatro pruebas, de las cuales usted ya ha hecho una, le quedan tres. En la anterior carta le dijimos que la siguiente prueba no sería tan fácil, y no le mentimos. Habrá usted de ir al Yankee Stadium, el estadio de béisbol del equipo de los New York Yankees, el lunes de la semana que viene a las 20:00. Allí, tendrá que dirigirse al sótano del estadio, cuya puerta habrá de encontrar. Acto seguido, habrá de buscar entre miles de cajas llenas de material de béisbol, una caja de color verde, en la que encontrará las siguientes instrucciones. Pero cuidado, el estadio está muy bien vigilado, se habrá usted de andar con cuidado.
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P

jueves, 29 de agosto de 2013

Frase

-"Lo que no te mata, te hace más pequeño" (Mario Bros)

La aventura millonaria

CAPÍTULO 2: INSTRUCCIONES

No pude dormir en toda la noche pensando en qué debía hacer. ¿Aceptaba? Sería correr mucho riesgo, pero si no arriesgas no ganas. Deseaba tanto ese amor que tanto había estado esperando... Yo dudaba, pero mi subconsciente sabía desde un principio que iba a aceptar. Y, después de mucho pensar, decidí aceptar. Pero antes de aceptar, debía hacer una cosa...

Me desperté sabiendo que haría ese día, abriría una nueva cuenta en el banco con otro nombre y metería allí dinero. Así, si perdía el concurso, (que lo dudaba mucho, pero es mejor prevenir que curar) tendría al menos un poco de dinero con el que proseguir, ya que las demás cuentas me las vaciarían los del concurso. 
Me levanté de la cama y me aseé, luego desayuné y me fui a trabajar. 
Estuve todo el día un poco nervioso, estaba ansioso por ir al banco cuanto antes y abrir la nueva cuenta. Salí del trabajo un cuarto de hora antes y me dirigí inmediatamente a las oficinas de mi banco más cercanas. Tardé un poco en llegar, como siempre, por el tráfico. Cuando salí de el banco me sentí más seguro, ahora tenía una cuenta con dinero que me podría salvar en caso de perder. Había metido en la cuenta 800.000€. Lo suficiente para comenzar de nuevo en caso de pérdida. Ahora sólo faltaba esperar al jueves. 
El día siguiente se me hizo muy lento, sólo faltaba un día y estaba impaciente. En el trabajo no presté mucha atención a nada y en casa estuve toda la tarde en el sofá, hasta que me dormí.
Por fin, había llegado el día, ahora sabría lo que tendría que hacer, sólo había de esperar hasta las doce y media. Pero entonces caí en la cuenta de que no me había inventado una excusa para salir del trabajo, aunque era el jefe había gente que preguntaba. Decidí que diría que me encontraba mal y así, podría faltar más de un día, no sabía que podía poner en las instrucciones que me darían ese día, igual tendría que faltar más de un día al trabajo y si estaba malo, podría. Entonces se me ocurrió que no tenía porqué ir al trabajo ese día, total, estaba malo. Así que llamé a mis oficinas y les dije que me encontraba mal y que no iría a trabajar.
Estuve toda la mañana nervioso, no podía parar de hacer cosas. Nadé, leí, vi la televisión... A las once y media me preparé y me dispuse a salir ya. Salía tan pronto porque sabía que habría tráfico y me costaría llegar. A las doce y cinco llegué al lugar de la quedada, pero, como era de esperar, aún no había nadie. Cómo había llegado tan pronto decidí ir a dar un paseo. Me paseé por la calles más cercanas y me divertía ver las caras de la gente al pasar. Unos iban rápido y con cara de preocupación, otros con cara de estrés, de tristeza, de angustia... pero me dí cuenta de que no había gente con cara de felicidad, o al menos sonriendo. Cuando pensaba en esto miré mi reloj y vi que ya eran las doce y veinte, así que fui casi corriendo a el lugar de la quedad. Y entonces lo vi, el hombre de la pajarita azul con la rosa blanca en el bolsillo, parecía que estuviese a punto de pedirle matrimonio a alguien. Llevaba puesto un esmoquin blanco con pantalones blancos y zapatos negros. Me acerqué al hombre y le hablé:
-Hola.-dije yo.
Pero el hombre, en lugar de contestarme, sacó de su esmoquin un sobre que, en un rápido movimiento, depositó en mi bolsillo izquierdo de la chaqueta. Hecho esto, el hombre se fue.
Me quede atónito, no me había ni hablado, ni siquiera me había mirado. Esto era muy raro, pero decidí irme a casa y leer el sobre tranquilamente allá.
Llegué a casa, me cambié y me fui al comedor. Me senté en una silla y puse el sobre delante mío, era la hora. Abrí el sobre y leí:

·Señor García, veo que al final, y a pesar del riesgo, a aceptado usted nuestro oferta. Bien hecho, no se arrepentirá. El siguiente paso es fácil, habrá de ir usted el sábado a el Museo americano de Historia Natural y, coger un sobre que estará depositado en la boca de un leopardo disecado, en el diorama de mamíferos. Allí encontrará las siguientes instrucciones, pero estas ya no serán tan fáciles. Podrá usted recoger el sobre de la boca del leopardo entre las 6 y las 8 de la tarde. Que pase un buen día y recuerde, un tesoro le espera.
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P

miércoles, 28 de agosto de 2013

Frase

-"La lectura es la fábrica de la imaginación". (Jaino Gomelsky)

La aventura millonaria

CAPÍTULO 1: LA CARTA

Sabía que me quedaba poco tiempo, pero aun así me arriesgaba. No cabía duda, debía estar por ahí. Lo sentía. Seguía buscando, pero no lo encontraba. ¿Dónde estaría? ¿Tan difícil era encontrarlo? ¿Porqué no lo encontraba?

(Dos semanas antes)

Me desperté como un día cualquiera, sabiendo que, como siempre, aquel día volvería a triunfar. Yo era el jefe de unas grandes empresas de Nueva York y, como jefe, ganaba mucho dinero. Tenía la vida que cualquiera podía envidiar: un buen trabajo, una casa enorme, dinero a montones... Sólo había una cosa que yo podía envidiar de los demás, el amor.
Nunca encontré el amor, no sé muy bien porqué, pero así fue. No fue por mi cara (yo no soy feo, ni mucho menos), fue por mi forma de ser. A la gente no le gustaba cómo les trataba, les hacía sentir inferiores, y por eso cuándo era pequeño casi no tuve amigos. Pero eso ahora me da igual, mírame a mi, y mírales a ellos. Soy mejor, en todos los sentidos. Siempre supe que triunfaría, lo tenía claro. No sacaba buenas notas y en la escuela siempre me decían que no llegaría a nada en la vida. Pobrecitos... me dan pena, seguro que ahora se están pudriendo en sus sucias casas y yo aquí, en mi chalet, esperando a que me traigan el desayuno unas buenas criadas a las que me podía follar en cualquier momento. ¿Quién es el mejor ahora?
En fin, me levanté de la cama y me fui a lavar los dientes. Luego me dirigí a la cocina para desayunar unos excelentes huevos fritos con jamón y zumo de naranja. Después, decidí que nadaría un poco en mi piscina antes de ir a trabajar. Total, yo era el jefe, podía llegar cuando me diese la gana y nadie tendría porqué decirme nada. Cuidaba muy bien mi silueta, por si algún día ese amor tan esperado se decidía a aparecer.
Después de hacerme unas cuantas piscinas me vestí y me preparé, cogí el coche y me fui a trabajar. Las empresas estaban en el centro de la ciudad, unas calles más abajo del Empire State. Aparqué el coche en el aparcacoches de la empresa y cogí el ascensor.
El edificio tenía quince plantas, y mi despacho estaba en la planta trece. Los viajes en el ascensor se me hacían interminables, y aún me gustaban menos cuando había gente conmigo, no soportaba las típicas conversaciones de ascensor. En la planta 4 se metieron en el ascensor dos hombres, pero por suerte estuvieron calladitos todo el viaje.
Cuando llegué a mi planta me dirigí a mi despacho y justo cuando me senté en mi silla llamaron a la puerta. 
-Pase.
-Señor, el Sr. Stevens dice que cómo no le pague lo que le debe en cuatro días lo denunciará de inmediato.
-Que pesado es este hombre. Que me denuncie, haber quién tiene el mejor abogado aquí.
-Entendido señor.
-Y Diego... tráeme un café.
-De acuerdo señor.
Había algunos clientes que me tenía harto. Todo el día pidiendo que les pagara, ¡pues ya pagaré cuando me dé la gana! Total, no creo que necesiten ese dinero.
Cuando acabó el día me fui a casa directo. Tenía ganas de descansar. 
Llegué a casa a las ocho y media, había cogido mucho tráfico. Es lo que tiene Nueva York, que nunca llegas puntual a nada. Me cambié de ropa y me dí una ducha de agua fría. Justo cuando salía de la ducha llamaron al timbre, y puesto que había mandado a la criada a hacer la compra y la otra estaba de vacaciones, tuve que ir a abrir la puerta yo mismo. Cuando abrí la puerta no vi a nadie. "Que extraño" pensé. Pero fijándome bien encontré un sobre encima del felpudo. Cogí el sobre y me fui al sofá a abrirlo. Lo abrí y lo leí: 

·Señor García, ha sido usted seleccionado para uno de nuestros concursos V.I.P. En que solo puede participar gente con un estatus social elevado. El concurso consiste en buscar un tesoro. Con tesoro nos referimos a un maletín lleno de dinero, mucho dinero. Si usted gana el concurso se le entregará el maletín y se le concederán tres deseos, podrá usted elegir lo que quiera ya que somos una entidad muy poderosa. Pero si pierde, le retiraremos del banco todo su dinero actual. Si está usted dispuesto a participar, habrá de reunir-se con uno de nuestros hombres en la puerta del Village Vanguard, en la Séptima Avenida, el jueves a las 12:30 a.m. El hombre le dará un sobre con las siguientes instrucciones. Si usted coge el sobre ya no habrá vuelta atrás. Reconocerá usted a nuestro hombre por una pajarita azul que llevará y una rosa blanca que tendrá en el bolsillo. Tiene hasta el jueves para decidirse.
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P 

Me quedé atónito. ¿Un concurso? ¿Yo? ¿Mucho dinero? Era tentador. Pero si perdía me quedaba sin un duro. ¿Cómo iba a aceptar? ¿Jugármelo todo por un concurso? Pero el premio... dinero y tres deseos. Podría pedir el amor que tanto he buscado y aún me quedarían dos cosas por pedir. ¿Que debía hacer? 

martes, 27 de agosto de 2013

lunes, 26 de agosto de 2013

Frase

-"Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca". (Jorge Luis Borges)

Un beso con sabor a amor.

PARTE 4: ELLOS

-Hola.
+Hola.
-¿Qué tal?
+Bien.
-Me alegro. He venido a despedirme.
+Lo suponía.
-¿Has visto esos dos? Quién lo diría.
+¿Qué dos?
-Tu mejor amiga y mi mejor amigo, se acaban de besar, ¿no lo has visto?
+¿A si? Pues no, no lo he visto, lástima.
-¿Y a ti te gusta alguien?
+No lo sé... No creo que a él le guste yo.
-Eso no lo sabes.
+Es cierto, pero me lo supongo.
-¿Y no vas a decirle lo que sientes?
+Cómo quieres que se lo diga si cuando lo tengo delante apenas soy capaz de hablar con él.
-¿Y se puede saber quién es el afortunado?
+Uno.
-¿Puedo decirte una cosa?
+Si claro.
-Te amo.

(Él, antes de que ella pudiera decir nada, la cogió lentamente de la mano, se acercó, y la besó como si nunca hubiera besado, como si nunca hubiera amado.)

-Tenía que hacerlo, lo siento.
+Ha sido increíble.
-¿Cómo?
+Eras tú.
-¿Yo? ¿El qué?
+La persona de la que hablaba, la persona que ocupa mis sueños cada noche, la persona que me robó el corazón y que no me lo quiere devolver.
-¿Quieres que te lo devuelva?
+Quédatelo.

(Entonces se volvieron a besar lentamente. Fue un beso intenso, uno de esos besos que nunca se olvidan. Un beso con sabor a amor.)

Frase

-"La ciencia es el pedestal de la verdad, el arte el de la belleza". (Nicolás Salmerón)

domingo, 25 de agosto de 2013

viernes, 23 de agosto de 2013

Un beso con sabor a amor

PARTE 3: LOS AMIGOS

-¿Ya se lo has dicho?
+Sí, ¿y tu?
-Sí.
+Entonces ya está, ahora hay que esperar a que se junten y se lo digan.
-Ella no estaba muy animada, no sé si será capaz de decírselo.
+Él tampoco, pero creo que le he animado bastante.
-Esperemos que se lo digan...
+Teníamos que hacer algo, no podían estar así. Amarse mutuamente y sin saberlo. Es un sufrimiento.
-Dímelo a mi.
+¿Porqué lo dices?
-Porque me gusta alguien, pero no sé si a él le gusto yo.
+Entonces díselo, ¿hemos estado aconsejando a esos dos y ahora no eres capaz de hacerlo tú?
-¿Enserio piensas que se lo tengo que decir?
+¿Qué le has dicho a ella?
-Que lo haga.
+Pues tú también deberías.
-¿A ti te gusta alguien?
+Sí.
-¿Y quién es?
+Lo sabes perfectamente.
-¿Cómo?

(El amigo de él besó al amigo de ella suavemente, fundiéndose lentamente en sus labios. Al acabar dirigieron la mirada lentamente y sonriendo hacia dos siluetas sentadas en un banco de más allá.)

Frase del día (23-08-13)

-"El teatro lleva en crisis desde los griegos y aún sobrevive". (Andoni Olivares)

jueves, 22 de agosto de 2013

Un beso con sabor a amor

PARTE 2: ELLA

+¿Ya se lo has dicho?
-No, aún no.
+¿Y a qué esperas?
-No lo sé.
+¿Sabes que te vas mañana no?
-Sí.
+Entonces díselo
-Pero tengo miedo.
+¿A qué?
-A que me diga que no.
+Ese es un riesgo que hay que asumir. Además si te dice que no ya no te volverá a ver más, que más te da, no tienes nada a perder.
-Ya...
+¿Porqué tú lo quieres?
-Mucho.
+Pues no veo cuál es el problema.
-La duda...
+Cuánto menos esperes a saberlo menos sufrirás.
-Pero sabes que a Emma también le gusta, y como se entere de que se lo he pedido... Ya sabes cómo es ella.
+¿Y no se lo vas a pedir por miedo a otra chica? Sabes de sobra que a él no le gusta Emma, no le hace ni caso, y yo creo que solo te mira a ti en clase de química.
-¿Pero qué dices?
+Lo que oyes. Mira, tienes que luchar por él, sino arriesgas, no ganas. Yo te ayudaré si hace falta, pero creo que lo puedes hacer tú sola. En esta vida hay que luchas por lo que quieres, si te cierras en bando y no haces nada, no conseguirás nada. Como quieres comprobar si te quiere o no si estás todo el rato en este banco mirándole como una tonta. Es cómo un juego, puedes perder o puedes ganar. La única diferencia es que no puedes volver a intentarlo. Si por un casual te dice que no, que lo dudo mucho, es porque no tendrá gusta y no sabrá apreciar las cosas buenas. Así que ve, pídeselo y vuelve con él.
-Está bien, si es lo que quieres...

Un beso con sabor a amor

PARTE 1: ÉL

+¿Ya se lo has preguntado?
-No, aún no.
+¿Y a qué esperas?
-No lo sé.
+Pues si tardas más la perderás, ¿lo sabes no?
-Sí.
+Entonces, ¿se lo vas a preguntas?
-Puede.
+Venga va tío, sabes que se va mañana, como no se lo digas hoy ya no se lo podrás decir.
-Tengo miedo.
+¿De qué?
-De qué diga que no.
+Ese es un riesgo que hay que asumir. Además, no tienes nada que perder, si dice que no ya no la verás más.
-Ya...
+¿Porqué la quieres verdad?
-Sí
+¿Cuánto?
-Demasiado.
+Pues tienes que pelar por ella, para tenerla por fin.
-Pelearía por defenderla, hasta la muerte si es preciso. Pero no por tenerla, para poseerla como si fuese un objeto, una posesión mía. Esa es una actitud muy humana, pero aún no he caído tan bajo.
+Esta bien. Entonces no puedes dejar escaparla. Has luchado mucho por ella y no quiero que la pierdas. Hay que asumir muchos riesgos en esta vida, hay que lanzarse al vacío sin saber si en el fondo habrá agua o no. Si hay, habrás tenido suerte, si no hay, morirás. Pero morirás sabiendo que luchaste por lo que quisiste y que si esta vida no te ha dejado tener lo que quieres, será por algo.
-Bien, si eso es lo que hay que hacer, lo haré.

Frase del día (22-08-13)

-"El arte es la expresión de los más profundos pensamientos por el camino más sencillo" (Albert Einstein)

miércoles, 21 de agosto de 2013

En un lugar dónde no hay marcha atrás.

-Buenos días.
+Buenos días.
-¿Aún siguen ahí?
+Sí.
-Vaya...
+No sé porque te extrañas, siempre están ahí, nunca se van.
-Sigo teniendo la esperanza de que algún día lo hagan. Sigo esperando...
+Pues sigue esperando, porque no lo harán. Nunca.
-¿Porqué siempre eres tan negativo?
+No soy negativo, soy realista.
-¿Han traído ya el desayuno? Tengo hambre...
+No, y no creo que lo hagan.
-¿Por qué?
+Ayer el de la celda 5 la lió parda, y como castigo nos han dejado sin desayuno y sin cena a todos.
-¡Maldita sea el de la celda 5!
+Maldecirlo no te va a conseguir un desayuno.
-Lo sé, pero ya van tres veces este mes. Los demás pasamos hambre, ¿sabes?
+Dímelo a mi, cada vez que traen algo de comer te lo comes tú casi todo.
-No sé porque te quejas, lo acordamos el primer día. Yo como más que tú, pero tú duermes en el colchón.
+Pues ahora casi preferiría que fuera al revés.
-Haberlo pensado antes.
+¿Hoy también has tenido alguno de tus sueños?
-Sí, hoy soñé que estaba lejos, en un lugar tenebroso y extraño, en el que habitaban seres como yo. Hablaban, cantaban y me llamaban con voz humana...
+Pues dudo mucho que ese sueño se haga realidad, ya no quedan humanos ahí fuera.
-¿Y cómo sabes tú eso? Igual algunos se escondieron y no se dejaron atrapar, y ahora viven en un lugar dónde nadie pueda encontrarlos.
+¡Demasiada imaginación tienes tú! Anda, descansa que luego vendrán a buscarnos, y ya sabes lo que toca hoy.
-Sí, más sufrimiento.

martes, 20 de agosto de 2013

Encerrada en mi castillo.

-Buenos días mi princesa.
-Buenos días.
-Hoy es el día.
-Lo sé.
-Es hora de enfrentarse a la vida.
-Y de saber como es...
-Sabes de sobra como es.
-No, no lo sé. He vivido encerrada en mi castillo toda la vida, soñando y preguntándome cómo sería si todo fuese diferente, cómo me sentiría, cómo lo afrontaría.
-Pero finalmente tu sufrimiento ha acabado, ahora no lo soñarás, lo vivirás. Es hora de comprobar si tus sueños han acertado.
-O se han equivocado...
-No se han equivocado.
-Pero...¿Y si sí se han equivocado?
-Entonces los superarás, porque tienes la fuerza suficiente para hacerlo. Los superarás, sé que lo harás.
-Eso espero...
-Pero este era tu sueño, ¿cuál es el problema?
-Que no sé que me esperará ahí fuera, cómo me tratará la gente. ¿Me aceptarán?
-Claro que lo harán.
-Eso lo dices porque eres mi madre.
-Eso lo digo porque yo sí que sé que hay ahí fuera, sé lo que te espera. Sí, puede que haya gente que no te acepte...
-¡Lo ves!
-...pero la mayoría sí que lo hará.
-No sé que decir.
-No digas nada, hazlo. Cuánto menos esperes, menos sufrirás.

(Ella se vistió, desayunó y se preparó. Al rato, las dos estaban plantadas delante de la puerta, dudando, preguntándose qué pasará cuando la crucen)

-¿Preparada?
-No... Tengo miedo. 
-Ya verás como no pasará nada.
-He cambiado de opinión. Me quedaré en mi castillo de cristal, niña y reina eterna de este reino fuera del tiempo... para siempre.

Frase

-"Mucha gente podrá sacar una sonrisa de tu cara, pero solo unos pocos privilegiados podrán hacer que la mantengas". (Loriéncq)