sábado, 31 de agosto de 2013

Frase

-"Mi droga es el teatro, debería acudir a una desintoxicación, pero no quiero". (Concha Velasco)

La aventura millonaria

CAPÍTULO 4: EL YANKEE STADIUM

¿El Yankee Stadium? El béisbol no era uno de mis deportes favoritos. Aquí en Estados Unidos el béisbol era uno de los deportes más famosos, junto al hockey o al fútbol americano, pero a mí, como buen español que era, me gustaba más el fútbol europeo. 
Busqué en Internet y, como no, ese día había un importante partido a las 20:00, justo la hora que me habían dicho que había de ir. Los Yankees contra los Mets, los mejores equipos de Nueva York se disputarían un partido mientras yo, pobre de mí, habría de buscar en el sótano una miserable caja verde. Pero la prueba tenía sus ventajas, la caja que había de buscar era verde, no creo que hubiese tantas cajas verdes en ese sótano. 
Ya eran las ocho, así que le pedí a la criada que me empezara a hacer la cena mientras yo me duchaba. Cuando salí de la ducha ya tenía la cena lista, no me podía quejar de mis criadas, lo hacían todo muy bien, incluso el amor. 
Cuando acabé de cenar vi un poco la televisión y luego me fui a dormir.
Me levanté a las once, era domingo y aún no sabía que hacer. Había estado pensando tanto en el concurso que me olvidaba de los demás días. Pero después de desayunar decidí que por la mañana iría a correr y por la tarde al cine, el viernes habían estrenado una película que me llamaba bastante la atención. Así que me puse ropa de deporte y me fui a correr. 
Mientras corría, me pasó una cosa muy extraña. Estaba corriendo por los alrededores de Central Park cuando, al girar la cabeza hacía la acera de al lado, vi al mismo hombre que tres días antes me había entregado el primer sobre. Pero, en cuanto el me vio a mi, se metió en su coche y se fue disparado. Estuve todo el rato pensando en eso, estaba claro que el hombre me había reconocido, pero no sabía si en realidad él tenía algo que ver con la entidad que organizaba el concurso o era solo un hombre que fue contratado expresamente para darme el sobre. No lo sabía, lo único que sabía cierto es que ese fue el hombre que días atrás me había entregado el sobre y que hoy me había reconocido.
Al llegar a casa, me tumbé un poco en el sofá para ver la televisión y relajarme un poco. 
A las dos comí y luego, miré en Internet a que hora era la película que quería ir a ver. Había una sesión a las cuatro, otra a las seis, y la última a las nueve y media. Decidí que iría a la de las seis, así que aún tenía tiempo para hacer algo más, así que me puse a leer. Me estaba leyendo un libro de aventuras, que eran los que más me gustaban. Estuve una hora leyendo, hasta que me cansé. Me puse en el ordenador un rato hasta que se hicieron las cinco. Me vestí y aseé y cuando estuvo todo listo, cogí el coche y me fui al cine.
Cuando acabó la película me fui a un bar a tomarme algo. Después de eso, me fui a casa .
El resto del día no pasó nada, llegué a casa, cené y me fui a la cama.
A la mañana siguiente me desperté a la hora de siempre, ese día tendría que ir a trabajar, ya no podía estar malo más días. Me levanté, me aseé, desayuné y me fui a trabajar. En el trabajo no paso nada especial, fue un día aburrido como cualquier otro. 
Salí de trabajar, me fui a casa, comí y me eché la siesta. A las cinco me desperté y me hice unas cuantas piscinas hasta las seis menos cuarto. Luego me puse en el ordenador un rato, hasta las siete menos cuarto, que fue cuando decidí empezarme a arreglar ya que a las ocho tenía que estar en el estadio.
A las siete y diecisiete salí de casa y a las siete y media llegué al Yankee Stadium. Como iba a haber partido había una cola enorme, y entonces caí en la cuenta de que yo también tendría que pagar entrada si quería entrar. ¡A gastar más dinero! Me dirigí a la taquilla y compré una de las pocas entradas que quedaban, las de las últimas filas y la más barata que encontré. Aunque era rico no me gustaba gastar porque si.
A las ocho menos cuarto abrieron las puerta y todo el mundo empezó a entrar al estadio. Cuando entré yo busqué con la mirada la puerta al sótano, pero no vi nada. Es verdad que había bastante vigilancia, así que no sabía aún cómo haría para poder moverme por el estadio y buscar la puerta al sótano tranquilamente.
Entonces se me ocurrió una idea. En la cola estábamos bastante apretados unos contra otros, así que alargué el brazo y le dí una colleja a la persona que había dos puestos más para delante. La chica se giró y le gritó a el hombre que tenía yo delante pensando que había sido él quien le había dado la colleja. Los dos se pusieron a gritar en medio de la cola y vinieron los vigilantes para ver que pasaba, momento que yo aproveché para escabullirme entre la multitud y ir en busca del sótano.
Me metí en un pasillo y tuve suerte, porque al final de este había una puerta, la abrí y vi unas escaleras que descendían. Bajé las escaleras y me encontré con un sótano lleno de cajas con material de béisbol dentro.
Empecé a buscar entre las cajas la caja de color verde que decían las instrucciones.
Estuve media hora buscando y por fin la vi, pero la vi en la otra punta de la sala. Tendría que pasar entre las cajas intentando no romper nada para poder cogerla. Pensé que podía abrir la caja allí, coger el sobre que había dentro, y dejar la caja, así no tendría que cargar con ella. Justo cuando iba a mitad de camino, oí como se abría la puerta del sótano. Rápidamente me escondí entre las cajas, oí como bajaban unos hombres hablando. Decían que necesitaban otra caja de pelotas para el partido. De repente, me entraron ganas de estornudar, me puse la mano, pero lo hice tan rápido que moví una de las cajas y cayó al suelo. "¡Mierda!" pensé.  Los hombres se volvieron hacía donde yo estaba y pensé en moverme de sitio. Me moví a gatas entre las cajas y cuando los hombres fueron a ver la caja que se había caído, no me vieron. En realidad solo estaba unas cuantas cajas más para allá, pero como había tantas, no me vieron.
Afortunadamente los hombres, al no ver nada, se fueron por donde habían venido. Justo cuando oí la puerta cerrarse, me levanté y volví a retomar el camino hacía la caja. Cuando llegué a la caja, vi que era más pequeña de lo que había creído. Total, solo contenía un  sobre. Abrí la caja y vi el sobre, pero esta vez, en lugar de ser un sobre blanco como los demás, era de color azul.
Una vez cogido el sobre, salí del sótano y me dirigí hacía la salida. Fuera, cogí el coche y me fui a casa.
En casa, seguí el ritual de siempre, me senté en una silla y puse el sobre en la mesa:

-Querido Señor García, a encontrado usted la caja, ¡enhorabuena! Pero aún no cante victoria, porque las cosas se van a poner más difíciles. Hemos de comunicarle que no es usted el único que está participando en este concurso. Cómo usted hay cinco personas más participando en el mismo concurso y esperando ganar el mismo premio que usted. Pero, evidentemente, sólo puede haber un vencedor. El siguiente paso ya es el definitivo, habrá usted de concursar con los demás participantes. Reúnase con los demás participantes mañana a las doce de la noche en la entrada norte del Central Park. Esta vez solo habrá un sobre, el último sobre y el primero que lo coja será el vencedor, o no. El último sobre le indicará dónde está situado el tesoro, pero el coger el tesoro será la última prueba, una prueba que el vencedor tendrá que hacer en solitario. El último sobre estará situado en los alrededores del Lago de Harlem, en la parte norte de Central Park. Lo hemos escondido bien, así que no os será fácil encontrarlo, pero no se preocupe, tienen toda la noche. Esperamos verle mañana a las doce en la entrada norte de Central Park, no lo olvide y ¡buena suerte!
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P


viernes, 30 de agosto de 2013

Frase

-"Si la gente quiere ver sólo las cosas que pueden entender, no tendrían que ir al teatro: tendrían que ir al baño". (Bertolt Bretch)

La aventura millonaria

CAPÍTULO 3: EL MUSEO

¿El museo de historia natural? No me gustaban los museos, pero si es por dinero, voy a dónde sea. 
Me parecía muy fácil para ser una entidad de tanto poder, la carta decía que lo próximo sería más difícil, haber si era verdad. 
Decidí irme a la cama, necesitaba descansar. Pero cuando me iba a dormir, caí en la cuenta de que el sábado tenía una reunión justo a las seis, tendría que llamar para cancelarla. No me hacía mucha gracia, porque esa reunión me haría ganar dinero, pero estaba dispuesto a sacrificarme. Así que llamé a mi secretaría:

-¿Si? ¿Quién es a estas hora?-dijo ella.
-¿Srta. McCarthey? Soy yo, el Sr. García, quiero que anule todas mis citas de mañana y el sábado, no me encuentro muy bien y no estoy en disposición de recibir a nadie.-le dije yo.
-Está bien.-contestó ella.- Pero otra vez intente no llamar a estas horas, me ha despertado.
-Lo siento Srta. McCarthey, pero era necesario.-contesté yo.
-Está bien, está bien. Buenas noches Sr. García.
-Buenas noches.

Después de llamar me quedé dormido, había sido un día con muchas emociones. 
Al despertar me maldije por no haber desenchufado el despertador, había sonado y me había despertado cómo si fuese un día normal y tuviera que ir a trabajar, pero una vez me desperté, ya no pude volver a dormirme. Me levanté y desayuné, luego me fui al gimnasio un rato, ya que hacía días que no iba.
Me pasé toda la mañana en el gimnasio, después comí y me eché la siesta.
Cuando me desperté ya eran las cinco y media. Me aseé y me vestí corriendo, ya que quería coger las nuevas instrucciones cuanto antes. Salí de casa a las seis menos diez, pero sabía que, como siempre pasaba en Nueva York, llegaría más tarde de las seis por el tráfico.
Llegué allá a las seis y media, el museo estaba un poco lejos de mi casa. Pagué la entrada y me dirigí directamente al diorama de mamíferos, y una vez allí empecé a buscar el leopardo. Mientras lo hacía, me pregunté cómo habrían metido el sobre dentro de la boca del leopardo, ya que estaba prohibido tocar los objetos expuestos y cómo es que nadie se habría dado cuenta de que el sobre estaba allí. Normalmente si vas a un museo y, dentro de la boca de un leopardo ves un sobre, llamas a algún encargado del museo para decírselo. Lo que me llevó a preguntarme si el sobre seguiría allí, ya que no sabía cuándo lo había puesto, podrían haber pasado horas, o simplemente minutos.
Mientras estaba sumido en estas reflexiones divisé un cartel en el que ponía: FELINOS. Me dirigí hacia allá y los vi... tres leopardos disecados encima de una roca negra. Me acerqué a ellos y empecé a mirar haber cuál de los tres tenia el sobre en la boca. Pero, como no veía nada, decidí meter la mano en las tres bocas para ver cual de ella tenía el sobre. Miré hacía todos los lados comprobando que no hubiera vigilantes y que la gente no mirara. Entonces me dispuse a meter la mano en la primera boca, pero nada. Volviendo a comprobar que no mirase nadie metí la mano en la segunda boca, y entonces noté algo. Algo hecho de papel y de forma rectangular, era el sobre. Lo saqué disimuladamente de la boca del leopardo y me lo guardé rápidamente en el bolsillo. A continuación salí inmediatamente de la sala y del museo, cogí el coche y me fui a casa.
Una vez en casa, hice como la otra vez, me senté en la silla y puse el sobre en la mesa. Luego lo abrí:

-Señor García, veo que ha cogido usted nuestro sobre, bien hecho. El concurso consta de cuatro pruebas, de las cuales usted ya ha hecho una, le quedan tres. En la anterior carta le dijimos que la siguiente prueba no sería tan fácil, y no le mentimos. Habrá usted de ir al Yankee Stadium, el estadio de béisbol del equipo de los New York Yankees, el lunes de la semana que viene a las 20:00. Allí, tendrá que dirigirse al sótano del estadio, cuya puerta habrá de encontrar. Acto seguido, habrá de buscar entre miles de cajas llenas de material de béisbol, una caja de color verde, en la que encontrará las siguientes instrucciones. Pero cuidado, el estadio está muy bien vigilado, se habrá usted de andar con cuidado.
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P

jueves, 29 de agosto de 2013

Frase

-"Lo que no te mata, te hace más pequeño" (Mario Bros)

La aventura millonaria

CAPÍTULO 2: INSTRUCCIONES

No pude dormir en toda la noche pensando en qué debía hacer. ¿Aceptaba? Sería correr mucho riesgo, pero si no arriesgas no ganas. Deseaba tanto ese amor que tanto había estado esperando... Yo dudaba, pero mi subconsciente sabía desde un principio que iba a aceptar. Y, después de mucho pensar, decidí aceptar. Pero antes de aceptar, debía hacer una cosa...

Me desperté sabiendo que haría ese día, abriría una nueva cuenta en el banco con otro nombre y metería allí dinero. Así, si perdía el concurso, (que lo dudaba mucho, pero es mejor prevenir que curar) tendría al menos un poco de dinero con el que proseguir, ya que las demás cuentas me las vaciarían los del concurso. 
Me levanté de la cama y me aseé, luego desayuné y me fui a trabajar. 
Estuve todo el día un poco nervioso, estaba ansioso por ir al banco cuanto antes y abrir la nueva cuenta. Salí del trabajo un cuarto de hora antes y me dirigí inmediatamente a las oficinas de mi banco más cercanas. Tardé un poco en llegar, como siempre, por el tráfico. Cuando salí de el banco me sentí más seguro, ahora tenía una cuenta con dinero que me podría salvar en caso de perder. Había metido en la cuenta 800.000€. Lo suficiente para comenzar de nuevo en caso de pérdida. Ahora sólo faltaba esperar al jueves. 
El día siguiente se me hizo muy lento, sólo faltaba un día y estaba impaciente. En el trabajo no presté mucha atención a nada y en casa estuve toda la tarde en el sofá, hasta que me dormí.
Por fin, había llegado el día, ahora sabría lo que tendría que hacer, sólo había de esperar hasta las doce y media. Pero entonces caí en la cuenta de que no me había inventado una excusa para salir del trabajo, aunque era el jefe había gente que preguntaba. Decidí que diría que me encontraba mal y así, podría faltar más de un día, no sabía que podía poner en las instrucciones que me darían ese día, igual tendría que faltar más de un día al trabajo y si estaba malo, podría. Entonces se me ocurrió que no tenía porqué ir al trabajo ese día, total, estaba malo. Así que llamé a mis oficinas y les dije que me encontraba mal y que no iría a trabajar.
Estuve toda la mañana nervioso, no podía parar de hacer cosas. Nadé, leí, vi la televisión... A las once y media me preparé y me dispuse a salir ya. Salía tan pronto porque sabía que habría tráfico y me costaría llegar. A las doce y cinco llegué al lugar de la quedada, pero, como era de esperar, aún no había nadie. Cómo había llegado tan pronto decidí ir a dar un paseo. Me paseé por la calles más cercanas y me divertía ver las caras de la gente al pasar. Unos iban rápido y con cara de preocupación, otros con cara de estrés, de tristeza, de angustia... pero me dí cuenta de que no había gente con cara de felicidad, o al menos sonriendo. Cuando pensaba en esto miré mi reloj y vi que ya eran las doce y veinte, así que fui casi corriendo a el lugar de la quedad. Y entonces lo vi, el hombre de la pajarita azul con la rosa blanca en el bolsillo, parecía que estuviese a punto de pedirle matrimonio a alguien. Llevaba puesto un esmoquin blanco con pantalones blancos y zapatos negros. Me acerqué al hombre y le hablé:
-Hola.-dije yo.
Pero el hombre, en lugar de contestarme, sacó de su esmoquin un sobre que, en un rápido movimiento, depositó en mi bolsillo izquierdo de la chaqueta. Hecho esto, el hombre se fue.
Me quede atónito, no me había ni hablado, ni siquiera me había mirado. Esto era muy raro, pero decidí irme a casa y leer el sobre tranquilamente allá.
Llegué a casa, me cambié y me fui al comedor. Me senté en una silla y puse el sobre delante mío, era la hora. Abrí el sobre y leí:

·Señor García, veo que al final, y a pesar del riesgo, a aceptado usted nuestro oferta. Bien hecho, no se arrepentirá. El siguiente paso es fácil, habrá de ir usted el sábado a el Museo americano de Historia Natural y, coger un sobre que estará depositado en la boca de un leopardo disecado, en el diorama de mamíferos. Allí encontrará las siguientes instrucciones, pero estas ya no serán tan fáciles. Podrá usted recoger el sobre de la boca del leopardo entre las 6 y las 8 de la tarde. Que pase un buen día y recuerde, un tesoro le espera.
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P

miércoles, 28 de agosto de 2013

Frase

-"La lectura es la fábrica de la imaginación". (Jaino Gomelsky)

La aventura millonaria

CAPÍTULO 1: LA CARTA

Sabía que me quedaba poco tiempo, pero aun así me arriesgaba. No cabía duda, debía estar por ahí. Lo sentía. Seguía buscando, pero no lo encontraba. ¿Dónde estaría? ¿Tan difícil era encontrarlo? ¿Porqué no lo encontraba?

(Dos semanas antes)

Me desperté como un día cualquiera, sabiendo que, como siempre, aquel día volvería a triunfar. Yo era el jefe de unas grandes empresas de Nueva York y, como jefe, ganaba mucho dinero. Tenía la vida que cualquiera podía envidiar: un buen trabajo, una casa enorme, dinero a montones... Sólo había una cosa que yo podía envidiar de los demás, el amor.
Nunca encontré el amor, no sé muy bien porqué, pero así fue. No fue por mi cara (yo no soy feo, ni mucho menos), fue por mi forma de ser. A la gente no le gustaba cómo les trataba, les hacía sentir inferiores, y por eso cuándo era pequeño casi no tuve amigos. Pero eso ahora me da igual, mírame a mi, y mírales a ellos. Soy mejor, en todos los sentidos. Siempre supe que triunfaría, lo tenía claro. No sacaba buenas notas y en la escuela siempre me decían que no llegaría a nada en la vida. Pobrecitos... me dan pena, seguro que ahora se están pudriendo en sus sucias casas y yo aquí, en mi chalet, esperando a que me traigan el desayuno unas buenas criadas a las que me podía follar en cualquier momento. ¿Quién es el mejor ahora?
En fin, me levanté de la cama y me fui a lavar los dientes. Luego me dirigí a la cocina para desayunar unos excelentes huevos fritos con jamón y zumo de naranja. Después, decidí que nadaría un poco en mi piscina antes de ir a trabajar. Total, yo era el jefe, podía llegar cuando me diese la gana y nadie tendría porqué decirme nada. Cuidaba muy bien mi silueta, por si algún día ese amor tan esperado se decidía a aparecer.
Después de hacerme unas cuantas piscinas me vestí y me preparé, cogí el coche y me fui a trabajar. Las empresas estaban en el centro de la ciudad, unas calles más abajo del Empire State. Aparqué el coche en el aparcacoches de la empresa y cogí el ascensor.
El edificio tenía quince plantas, y mi despacho estaba en la planta trece. Los viajes en el ascensor se me hacían interminables, y aún me gustaban menos cuando había gente conmigo, no soportaba las típicas conversaciones de ascensor. En la planta 4 se metieron en el ascensor dos hombres, pero por suerte estuvieron calladitos todo el viaje.
Cuando llegué a mi planta me dirigí a mi despacho y justo cuando me senté en mi silla llamaron a la puerta. 
-Pase.
-Señor, el Sr. Stevens dice que cómo no le pague lo que le debe en cuatro días lo denunciará de inmediato.
-Que pesado es este hombre. Que me denuncie, haber quién tiene el mejor abogado aquí.
-Entendido señor.
-Y Diego... tráeme un café.
-De acuerdo señor.
Había algunos clientes que me tenía harto. Todo el día pidiendo que les pagara, ¡pues ya pagaré cuando me dé la gana! Total, no creo que necesiten ese dinero.
Cuando acabó el día me fui a casa directo. Tenía ganas de descansar. 
Llegué a casa a las ocho y media, había cogido mucho tráfico. Es lo que tiene Nueva York, que nunca llegas puntual a nada. Me cambié de ropa y me dí una ducha de agua fría. Justo cuando salía de la ducha llamaron al timbre, y puesto que había mandado a la criada a hacer la compra y la otra estaba de vacaciones, tuve que ir a abrir la puerta yo mismo. Cuando abrí la puerta no vi a nadie. "Que extraño" pensé. Pero fijándome bien encontré un sobre encima del felpudo. Cogí el sobre y me fui al sofá a abrirlo. Lo abrí y lo leí: 

·Señor García, ha sido usted seleccionado para uno de nuestros concursos V.I.P. En que solo puede participar gente con un estatus social elevado. El concurso consiste en buscar un tesoro. Con tesoro nos referimos a un maletín lleno de dinero, mucho dinero. Si usted gana el concurso se le entregará el maletín y se le concederán tres deseos, podrá usted elegir lo que quiera ya que somos una entidad muy poderosa. Pero si pierde, le retiraremos del banco todo su dinero actual. Si está usted dispuesto a participar, habrá de reunir-se con uno de nuestros hombres en la puerta del Village Vanguard, en la Séptima Avenida, el jueves a las 12:30 a.m. El hombre le dará un sobre con las siguientes instrucciones. Si usted coge el sobre ya no habrá vuelta atrás. Reconocerá usted a nuestro hombre por una pajarita azul que llevará y una rosa blanca que tendrá en el bolsillo. Tiene hasta el jueves para decidirse.
Firmado: Concursos y apuestas V.I.P 

Me quedé atónito. ¿Un concurso? ¿Yo? ¿Mucho dinero? Era tentador. Pero si perdía me quedaba sin un duro. ¿Cómo iba a aceptar? ¿Jugármelo todo por un concurso? Pero el premio... dinero y tres deseos. Podría pedir el amor que tanto he buscado y aún me quedarían dos cosas por pedir. ¿Que debía hacer? 

martes, 27 de agosto de 2013

lunes, 26 de agosto de 2013

Frase

-"Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca". (Jorge Luis Borges)

Un beso con sabor a amor.

PARTE 4: ELLOS

-Hola.
+Hola.
-¿Qué tal?
+Bien.
-Me alegro. He venido a despedirme.
+Lo suponía.
-¿Has visto esos dos? Quién lo diría.
+¿Qué dos?
-Tu mejor amiga y mi mejor amigo, se acaban de besar, ¿no lo has visto?
+¿A si? Pues no, no lo he visto, lástima.
-¿Y a ti te gusta alguien?
+No lo sé... No creo que a él le guste yo.
-Eso no lo sabes.
+Es cierto, pero me lo supongo.
-¿Y no vas a decirle lo que sientes?
+Cómo quieres que se lo diga si cuando lo tengo delante apenas soy capaz de hablar con él.
-¿Y se puede saber quién es el afortunado?
+Uno.
-¿Puedo decirte una cosa?
+Si claro.
-Te amo.

(Él, antes de que ella pudiera decir nada, la cogió lentamente de la mano, se acercó, y la besó como si nunca hubiera besado, como si nunca hubiera amado.)

-Tenía que hacerlo, lo siento.
+Ha sido increíble.
-¿Cómo?
+Eras tú.
-¿Yo? ¿El qué?
+La persona de la que hablaba, la persona que ocupa mis sueños cada noche, la persona que me robó el corazón y que no me lo quiere devolver.
-¿Quieres que te lo devuelva?
+Quédatelo.

(Entonces se volvieron a besar lentamente. Fue un beso intenso, uno de esos besos que nunca se olvidan. Un beso con sabor a amor.)

Frase

-"La ciencia es el pedestal de la verdad, el arte el de la belleza". (Nicolás Salmerón)

domingo, 25 de agosto de 2013

viernes, 23 de agosto de 2013

Un beso con sabor a amor

PARTE 3: LOS AMIGOS

-¿Ya se lo has dicho?
+Sí, ¿y tu?
-Sí.
+Entonces ya está, ahora hay que esperar a que se junten y se lo digan.
-Ella no estaba muy animada, no sé si será capaz de decírselo.
+Él tampoco, pero creo que le he animado bastante.
-Esperemos que se lo digan...
+Teníamos que hacer algo, no podían estar así. Amarse mutuamente y sin saberlo. Es un sufrimiento.
-Dímelo a mi.
+¿Porqué lo dices?
-Porque me gusta alguien, pero no sé si a él le gusto yo.
+Entonces díselo, ¿hemos estado aconsejando a esos dos y ahora no eres capaz de hacerlo tú?
-¿Enserio piensas que se lo tengo que decir?
+¿Qué le has dicho a ella?
-Que lo haga.
+Pues tú también deberías.
-¿A ti te gusta alguien?
+Sí.
-¿Y quién es?
+Lo sabes perfectamente.
-¿Cómo?

(El amigo de él besó al amigo de ella suavemente, fundiéndose lentamente en sus labios. Al acabar dirigieron la mirada lentamente y sonriendo hacia dos siluetas sentadas en un banco de más allá.)

Frase del día (23-08-13)

-"El teatro lleva en crisis desde los griegos y aún sobrevive". (Andoni Olivares)

jueves, 22 de agosto de 2013

Un beso con sabor a amor

PARTE 2: ELLA

+¿Ya se lo has dicho?
-No, aún no.
+¿Y a qué esperas?
-No lo sé.
+¿Sabes que te vas mañana no?
-Sí.
+Entonces díselo
-Pero tengo miedo.
+¿A qué?
-A que me diga que no.
+Ese es un riesgo que hay que asumir. Además si te dice que no ya no te volverá a ver más, que más te da, no tienes nada a perder.
-Ya...
+¿Porqué tú lo quieres?
-Mucho.
+Pues no veo cuál es el problema.
-La duda...
+Cuánto menos esperes a saberlo menos sufrirás.
-Pero sabes que a Emma también le gusta, y como se entere de que se lo he pedido... Ya sabes cómo es ella.
+¿Y no se lo vas a pedir por miedo a otra chica? Sabes de sobra que a él no le gusta Emma, no le hace ni caso, y yo creo que solo te mira a ti en clase de química.
-¿Pero qué dices?
+Lo que oyes. Mira, tienes que luchar por él, sino arriesgas, no ganas. Yo te ayudaré si hace falta, pero creo que lo puedes hacer tú sola. En esta vida hay que luchas por lo que quieres, si te cierras en bando y no haces nada, no conseguirás nada. Como quieres comprobar si te quiere o no si estás todo el rato en este banco mirándole como una tonta. Es cómo un juego, puedes perder o puedes ganar. La única diferencia es que no puedes volver a intentarlo. Si por un casual te dice que no, que lo dudo mucho, es porque no tendrá gusta y no sabrá apreciar las cosas buenas. Así que ve, pídeselo y vuelve con él.
-Está bien, si es lo que quieres...

Un beso con sabor a amor

PARTE 1: ÉL

+¿Ya se lo has preguntado?
-No, aún no.
+¿Y a qué esperas?
-No lo sé.
+Pues si tardas más la perderás, ¿lo sabes no?
-Sí.
+Entonces, ¿se lo vas a preguntas?
-Puede.
+Venga va tío, sabes que se va mañana, como no se lo digas hoy ya no se lo podrás decir.
-Tengo miedo.
+¿De qué?
-De qué diga que no.
+Ese es un riesgo que hay que asumir. Además, no tienes nada que perder, si dice que no ya no la verás más.
-Ya...
+¿Porqué la quieres verdad?
-Sí
+¿Cuánto?
-Demasiado.
+Pues tienes que pelar por ella, para tenerla por fin.
-Pelearía por defenderla, hasta la muerte si es preciso. Pero no por tenerla, para poseerla como si fuese un objeto, una posesión mía. Esa es una actitud muy humana, pero aún no he caído tan bajo.
+Esta bien. Entonces no puedes dejar escaparla. Has luchado mucho por ella y no quiero que la pierdas. Hay que asumir muchos riesgos en esta vida, hay que lanzarse al vacío sin saber si en el fondo habrá agua o no. Si hay, habrás tenido suerte, si no hay, morirás. Pero morirás sabiendo que luchaste por lo que quisiste y que si esta vida no te ha dejado tener lo que quieres, será por algo.
-Bien, si eso es lo que hay que hacer, lo haré.

Frase del día (22-08-13)

-"El arte es la expresión de los más profundos pensamientos por el camino más sencillo" (Albert Einstein)

miércoles, 21 de agosto de 2013

En un lugar dónde no hay marcha atrás.

-Buenos días.
+Buenos días.
-¿Aún siguen ahí?
+Sí.
-Vaya...
+No sé porque te extrañas, siempre están ahí, nunca se van.
-Sigo teniendo la esperanza de que algún día lo hagan. Sigo esperando...
+Pues sigue esperando, porque no lo harán. Nunca.
-¿Porqué siempre eres tan negativo?
+No soy negativo, soy realista.
-¿Han traído ya el desayuno? Tengo hambre...
+No, y no creo que lo hagan.
-¿Por qué?
+Ayer el de la celda 5 la lió parda, y como castigo nos han dejado sin desayuno y sin cena a todos.
-¡Maldita sea el de la celda 5!
+Maldecirlo no te va a conseguir un desayuno.
-Lo sé, pero ya van tres veces este mes. Los demás pasamos hambre, ¿sabes?
+Dímelo a mi, cada vez que traen algo de comer te lo comes tú casi todo.
-No sé porque te quejas, lo acordamos el primer día. Yo como más que tú, pero tú duermes en el colchón.
+Pues ahora casi preferiría que fuera al revés.
-Haberlo pensado antes.
+¿Hoy también has tenido alguno de tus sueños?
-Sí, hoy soñé que estaba lejos, en un lugar tenebroso y extraño, en el que habitaban seres como yo. Hablaban, cantaban y me llamaban con voz humana...
+Pues dudo mucho que ese sueño se haga realidad, ya no quedan humanos ahí fuera.
-¿Y cómo sabes tú eso? Igual algunos se escondieron y no se dejaron atrapar, y ahora viven en un lugar dónde nadie pueda encontrarlos.
+¡Demasiada imaginación tienes tú! Anda, descansa que luego vendrán a buscarnos, y ya sabes lo que toca hoy.
-Sí, más sufrimiento.

martes, 20 de agosto de 2013

Encerrada en mi castillo.

-Buenos días mi princesa.
-Buenos días.
-Hoy es el día.
-Lo sé.
-Es hora de enfrentarse a la vida.
-Y de saber como es...
-Sabes de sobra como es.
-No, no lo sé. He vivido encerrada en mi castillo toda la vida, soñando y preguntándome cómo sería si todo fuese diferente, cómo me sentiría, cómo lo afrontaría.
-Pero finalmente tu sufrimiento ha acabado, ahora no lo soñarás, lo vivirás. Es hora de comprobar si tus sueños han acertado.
-O se han equivocado...
-No se han equivocado.
-Pero...¿Y si sí se han equivocado?
-Entonces los superarás, porque tienes la fuerza suficiente para hacerlo. Los superarás, sé que lo harás.
-Eso espero...
-Pero este era tu sueño, ¿cuál es el problema?
-Que no sé que me esperará ahí fuera, cómo me tratará la gente. ¿Me aceptarán?
-Claro que lo harán.
-Eso lo dices porque eres mi madre.
-Eso lo digo porque yo sí que sé que hay ahí fuera, sé lo que te espera. Sí, puede que haya gente que no te acepte...
-¡Lo ves!
-...pero la mayoría sí que lo hará.
-No sé que decir.
-No digas nada, hazlo. Cuánto menos esperes, menos sufrirás.

(Ella se vistió, desayunó y se preparó. Al rato, las dos estaban plantadas delante de la puerta, dudando, preguntándose qué pasará cuando la crucen)

-¿Preparada?
-No... Tengo miedo. 
-Ya verás como no pasará nada.
-He cambiado de opinión. Me quedaré en mi castillo de cristal, niña y reina eterna de este reino fuera del tiempo... para siempre.

Frase

-"Mucha gente podrá sacar una sonrisa de tu cara, pero solo unos pocos privilegiados podrán hacer que la mantengas". (Loriéncq)