Arriba,
abajo, arriba, abajo. ¡Qué divertido era ese caballito! Recuerdo que
podía pasarme horas balanceándome en él, imaginándome que era un
hermoso caballero que recorría regiones y salvaba princesas. Que
bonitos recuerdos. No pasaba un día en el que no deseaba volver a
ser ese niño, ese niño que no tenía preocupaciones, ese
niño inocente al que le arrebataron la infancia... cruelmente y sin compasión.
Recorro lo
que queda de esta antigua casa. ¡Cuán feliz fui aquí! Paseo por el
salón, observando como los años también han pasado para este viejo
edificio. Observo papeles y muebles destrozados que yacen en el suelo
como si estuvieran durmiendo. Se me hace difícil retener las
lágrimas, fue todo tan de repente, tan inesperado... Nadie lo
esperaba, nadie lo deseaba...
Sigo
caminado y me topo con unos cuadros en el suelo. Recuerdo esos
cuadros, recuerdo el día en el que mi madre los trajo a casa, estaba
muy ilusionada porqué le gustaban mucho, y muy contenta porqué no
le habían costado casi nada. Era uno de los pocos recuerdos que
tenía de mi madre tan contenta, pero claro, tampoco es que me
acordara de muchas cosas...
Entro
en la habitación de mis padres, la cama está destrozada y los
muebles están por el suelo. Sin embargo, extrañamente, la
estantería de libros había permanecido de pie. Era enorme. No podía
decir lo mismo de sus libros, que yacían en el suelo. Esos libros
que mi madre tanto amó, eran su posesión más preciada, le
encantaba leer. Eran casi todos de viajes y aventuras, a ella le
gustaba soñar que vivía en un lugar muy lejano de aquí, donde
ninguno de sus problemas la alcanzarían jamás.
Hecho
una última ojeada a la habitación antes de irme, pero rápidamente
vuelvo a girarme, acabo de ver algo en el suelo. Me acerco a ver y
exactamente es lo que pienso. El álbum de fotos, nuestro álbum de
fotos. Lo cojo cuidadosamente y me siento en lo que queda de cama. Lo
abro poco a poco, está en mal estado, pero aún se pueden observar
algunas fotos. Recorro sus páginas y veo a mi hermano, no estaba tan
alto como lo recordaba, pero normal, yo había crecido, él no.
Veo
el bello rostro de mi madre en las fotos, fue tan fuerte... Nos crió
a mi hermano y a mi, sola, sin ayuda alguna, únicamente con su
valor, su coraje y su imaginación. Y la verdad es que se lo montó
bien, tengo muy buenos recuerdos con ella, aún que me habría
gustado conocerla mejor, lástima de la guerra.
Incapaz de aguantar ni un minuto más en esta casa, cojo el álbum, salgo rápidamente de la habitación y me dirijo a la puerta de salida.
-Bien; pueden destruirla.